Ninguna de las opciones que me dieron consideré mía. En el catálogo dispuesto para todos y cada uno no encontré mi oferta y no entendí mi parte. El juego no tenía sentido. Vacío de sentido pues el camino debió ser andado por narices. Creciendo sin crecer, aprendiendo sin aprender y ganando sin ganar. Pero también sufriendo sin sufrir y perdiendo sin perder. Todo tiende a cero. Porque era de obligatorio cumplimiento el procedimiento estipulado y los fines también. Porque la emoción no se desata sin motivo y los motivos no eran míos. Escojan libremente pero dentro del marco, por favor. La creatividad no es entonces libre. Una misma base para todos, en la que no todos flotan. Y no podemos ver más allá de a lo que nuestra atención enfoca. Y no solemos ver más allá de lo que se nos ofrece. Un día, con suerte, despertamos y una curiosidad se desliza de ninguna parte al todo y nos arrolla, nos advierte que hay mundo a fuera y adentro. Algo nuevo y de verdad.
Algo nuevo y de verdad

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